Consideraciones históricas y deportivas
La obsesión por un cuerpo libre de vello no nace con el siglo XX. Históricamente el hombre ha librado una batalla con su vello corporal que en el eslabón evolutivo lo asociaba a sus ancestros: los monos. Podríamos hacer un extenso repaso de antropología social y cultural para argumentar a favor o en contra de la idoneidad de tener pelo corporal o no. Por estética, religión, cultura, o higiene la depilación nos acompaña desde la Antigüedad. Sociedades como la egipcia, donde los hombres se depilaban por completo para entrar en los templos, la fenicia, en la que el cuerpo sin vello era el ideal de la belleza o la griega, que nos ha legado ese canon de belleza a través de sus esculturas, el vello no tenía cabida. Si proseguimos en el este viaje por el tiempo en el Imperio romano, la falta de vello corporal era propio de las clases altas. Si nos acercamos a la Edad Media la ausencia de éste en los adultos era interpretado como la pureza del alma, propia de la niñez. En el Renacimiento, los cuadros Las tres Gracias, de Rubens, y El nacimiento de Venus, de Boticcelli, recrean los cuerpos sin vello de la mujer, que lo eliminaba con vendas impregnadas en vinagres y aceites y un rasurado con navajas.
Y ya adentrados en los finales del siglo XIX y principios del XX la industria del sexo popularizó la imagen de efebos y lolitas atrapadas en un tiempo indefinido en el que el vello no tenía cabida. Algo que también es cíclico –como todo en la historia- porque incluso el vello púbico se consideraba incivilizado ya en la época greco-romana, en la que en los prostíbulos se contaba con los alipilarius, que eran los esclavos dedicados a depilar a las prostitutas.
Pero esto no es así ni en todas las culturas, ni en todos los tiempos, ni para todas las personas… Si os interesa este tema buscar a Sarah Henry, profesora de Antropología, que sostiene como «La investigación antropológica transcultural revela que ha habido una gran diversidad de prácticas corporales en todo el mundo como tatuajes, piercings o la depilación completa del cuerpo humano que es la última práctica corporal que lleva a cabo la gente para intentar alcanzar el ideal corporal perfecto”.
Como breve contextualización histórica nos puede valer de momento estas pinceladas, antes de adentrarnos en el análisis de esta práctica muy demandada por los hombres, que fue popularizada en nuestros días por los deportistas de élite.

¿Qué factores influyen en que te decantes por la depilación si eres deportista?
1.- La comodidad
Independientemente de tu sexo o género, si comienzas a depilarte, empezarás a llevar prendas más ajustadas y ceñidas que se adaptan mejor a tu cuerpo, sin tener el inconveniente de los tirones del vello que se puedan quedar adheridos a algunos tipos de tejidos, evitando una sensación molesta.
2.- El rendimiento
Si te dedicas a deportes como la natación o el ciclismo, la ausencia de vello es muy importante, porque los pelos nos hacen ir más lentos. Subir una pendiente en bicicleta es más llevadero si se carece de vellos en las piernas que ejerzan resistencia, algo que se deja sentir de igual modo en el agua o practicando el running. Esta es una de las razones fundamentales por las que la gran mayoría de los corredores, nadadores y ciclistas optan por la depilación.
3.- La cicatrización
Si haces deporte de forma asidua te expones a lesiones o a caídas y tener vello ayuda a que crezcan las posibilidades de infección por esas heridas.
4.- La higiene
Sin vellos nuestra higiene corporal aumenta ya que la suciedad no se adhiere a ellos y la sudoración es más leve.
5.- La fisioterapia
La eliminación del vello facilita el deslizamiento en los masajes y la aplicación de las cremas especiales, facilitándoles el trabajo a los masajistas y optimizando la sesión. Al mismo tiempo, si usamos electroestimuladores, también será mucho más sencillo adherir los electrodos a nuestra piel si no tenemos pelos. De esta forma, además, alargaremos la vida de este aparato, ya que los pelos estropean los electrodos con mayor rapidez.
6.- La estética
La fuerza del impacto psicológico que puede tener en el rendimiento deportivo el que veas tus piernas más definidas con ausencia de vello o un pecho más terso sin pelo que lo difumine, no está medido. Pero es innegable que el factor estético es determinante para la seguridad personal que todos necesitamos para afrontar nuestros propios retos.
Seguramente, este factor es el preponderante y la industria del cine lo ha alimentado en los últimos años. Como referencia recuerden al actor James McAvoy, en la película Trance, al afirmar que “si te fijas en la Capilla Sixtina, hay muchísima carne, pero no hay nada de vello. El vello sirve para recordarnos nuestra biología, nuestro origen, pero sin él tenemos una perfección inmaculada”.